Debate europeo sobre la seguridad de las biochimeneas

Las biochimeneas, como otros muchos productos, deben ser fabricados y comercializados según normas y procedimientos establecidos. El fundamento para establecer unas reglas detalladas es, ante todo, la popularidad creciente de las biochimeneas, el número cada vez mayor de los modelos disponibles en el mercado, así como la información sobre los incidentes aislados que pudieran poner en duda la seguridad de su uso. Por tanto la Comisión europea, desde hace más de un año, realiza consultas públicas sobre la seguridad en el uso de chimeneas alimentadas con alcohol.

El objetivo de esta discusión pública es definir una norma europea que establezca requisitos de seguridad armonizados, introduciendo límites a la emisión tanto de monóxido de carbono como de óxido nítrico y que obligue a los fabricantes a colocar sobre los productos advertencias e instrucciones de uso adecuadas.

A la vista de los preocupantes incidentes acaecidos en el uso de las biochimeneas, la Comisión europea ha pedido la elaboración de un amplio informe sobre los riesgos que conlleva el uso de estos productos. El informe realizado contiene los resultados del análisis de la situación actual así como propuestas de exigencias técnicas, prescripciones para la realización de análisis así como la definición del manual de instrucciones que debería acompañar a los productos.

El análisis de las expectativas de los consumidores revelan que las exigencias nacionales sobre los requisitos de seguridad acerca de biochimeneas existen únicamente en algunos Países miembros: Francia, Alemania y Países Escandinavos (donde se han elaborado a partir de una norma sueca de seguridad). El análisis de estos requisitos han demostrado que existen únicamente pequeñas diferencias y que las soluciones básicas de seguridad se refieren a las mismas cuestiones, es decir: a la seguridad de la construcción y a los niveles de emisión de substancias perjudiciales para la salud.

El principal punto de discusión son los requisitos de seguridad y el nivel tecnológico de las soluciones constructivas que deben implementarse en base a la norma. Los fabricantes pueden ser obligados a respetar las normas únicamente en lo referente a los principios básicos de construcción de los productos o al uso de dispositivos de seguridad electrónicos que corten el flujo del combustible entre el depósito y el quemador en caso de pérdida de estabilidad de la combustión o de que no se sobrepasen los límites de emisión de sustancias nocivas, apagando la biochimenea.

En cuanto a la construcción misma, es obvio y necesario observar los requisitos de seguridad, pero en el caso de unos requisitos suplementarios, como la instalación de tarjetas electrónicas, la cuestión es más discutible.

En su mayoría, las biochimeneas disponibles en el mercado tienen una estructura sencilla y sus características de construcción impiden el contacto directo del usuario con las llamas o el quemador, el auto-encendido y el derrame del combustible. Equiparlas además con unas tarjetas electrónicas costosas puede ser económicamente injustificable. Por supuesto, en el mercado europeo aparecen cada vez más biochimeneas equipadas con esos dispositivos avanzados, pero el número de modelos sencillos sigue siendo mayoritario. Introducir este tipo de dispositivos en todas las biochimeneas aseguraría, por un lado, un alto nivel de protección para los usuarios pero, por otro, eliminaría del mercado los productos más asequibles limitando así la posibilidad de elección de los consumidores.

Un informe completo elaborado a petición de la Comisión Europea se encuentra en versión en inglés versión abreviada versión en polaco.